martes, 20 de mayo de 2014

El miliciano anarquista que habló con la jueza Servini

El miliciano anarquista que habló con la jueza Servini



Félix Padín, de 97 años, relata en el hospital de Miranda de Ebro a la magistrada argentina parte de sus años de internamiento en los campos de concentración de la dictadura franquista.

"No llegaron a matarnos la moral, ni perder la dignidad, hemos seguido tiesos", resumió en su día este anarquista de la CNT.
Félix Padín cumplirá 98 años en poco más de un mes. Este miliciano anarquista nacido en Bilbao luchó en los batallones de la CNT Durruti e Isaac Puente. Primero como miliciano raso. Más tarde alcanzó el grado de teniente. Escuchó el silbido de las bombas en el famoso bombardeo de Otxandio, el 22 de julio de julio de 1936, el primero sobre población civil en la guerra, en donde murieron decenas de personas. Ayer fue la jueza argentina María Servini la que escuchó sus padecimientos a lo largo de la Guerra Civil y durante la dictadura franquista. Siguió su testimonio en el hospital Santiago Apostol de Miranda de Ebro, adonde se desplazó para proseguir con la investigación que lleva adelante esta magistrada en su país sobre los crímes del franquismo. Hoy está previsto que tome declaración a los hermanos Kalzada en Busturia (Bizkaia), cuyo padre fue asesinado por las tropas de Franco.
"No fue una toma de declaración como tal porque Félix está ingresado en el hospital por una hemorragia. Pero la jueza Servini quería saludarle y conocerle. Y se ha dado cuenta de lo lúcido que esta a pesar de sus 97 años. Además, a Félix no hay que pincharle mucho para que empiece a contar el trabajo esclavo que tuvo que hacer en las carreteras de Gipuzkoa o en Navarra o todo lo que tuvo que sufrir en los años que pasó en el campo de concentración de Miranda", relata Danilo Albín, amigo del miliciano, con el que comparte militancia en el sindicato CNT.
Padín fue detenido el 16 de junio de 1937 en Bilbao. Tenía 20 años. Ese día comenzó su largo peregrinaje como preso en los campos de concentración del franquismo. Ingresó el 9 de diciembre de 1937 en el campo de Miranda de Ebro (Burgos) y, en diferentes fases, estuvo en él hasta el 23 de enero de 1940, según consta en documentos oficiales que aun guarda este miliciano de salud quebradiza, pero memoria prodigiosa, según personas que le han tratado recientemente. La propia magistrada argentina lo pudo comprobar ayer. Padín no conquistó su libertad hasta el 4 de junio de 1943. Seis años de sufrimientos que la CNT tiene previsto entregar en un nuevo documento a la juez con el relato de Padín. "Su testimonio es importante porque es de las pocas personas que quedan con vida para contar los trabajos esclavos en los batallones de trabajadores de la dictadura franquista", afirma Albín.
Te veías rebajao, te veías, no sé, que por una cosa u otra te querían eliminar, o por hambre o trabajando, a ver si se te bajaba la moral o perdías la dignidad.
Los mal llamados campos de trabajo de Franco eran auténticas maquinarias de represión. Padín ha contado en alguna ocasión que llegó a pesar poco más de 30 kilos. Hambre, enfermedades, malos tratos, palizas y todo tipo de desgracias desde que amanecía hasta la puesta de sol. Pese al paso de los años, su testimonio no había estado enterrado, gracias al trabajo de los grupos memorialistas. El documental 'Ecos de la memoria', del realizador Daniel Alonso, recoge dos horas de historias relatadas por una treintena de represaliados por la dictadura, entre ellas la de Padín. Sin revanchismo. Pero con muchas ganar de lograr que la verdad se imponga, la reparación se consiga y la justicia no haga oídos sordos a los 40 años de sistema dictatorial en España.
"Te veías 'rebajao', te veías, no sé, que por una cosa u otra te querían eliminar, o por hambre o trabajando, a ver si se te bajaba la moral o perdías la dignidad. Yo por lo menos no, y como yo, muchos; en los ratos que nos juntábamos nos dábamos moral y no nos dejábamos caer, prueba de ello es que se sigue, yo sigo por lo menos y como yo creo que han seguido muchos, no llegaron a matarnos la moral, ni perder la dignidad, hemos seguido tiesos". Así resumió en su momento Padín sus seis años largos de cárcel, campos y demás recintos franquistas.
A buen seguro que la jueza Servini escuchó con atención las palabras de Félix Padín, memoria viva de una etapa de la historia de España que la magistrada investiga gracias a la querella 4591/10, presentada en 2010 en los juzgados de Buenos Aires.
Servini no se marchará de España sin recibir también un libro con el testimonio de compatriotas suyos que como Padín estuvieron en el campo de Miranda de Ebro. El libro se titula 'Argentinos en un campo de concentración franquista' y es un relato testimonial documentado escrito por el escritor argentino César Gómez Motta. Será entregado a la juez por miembros de la CNT
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Aitor Guenaga. El diario.es

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