jueves, 30 de agosto de 2012

EL ALBA DE NUESTRA COMPAÑERA SILVIA CARRETERO, MILITANTE DE C.G.T. Y TRABAJADORA DE ESTE AYUNTAMIENTO
 
La viuda de uno de los cinco últimos fusilados por el régimen fascista del general Franco presenta demanda en Buenos Aires (Argentina)


Si te dijera, amor mío, que temo a la madrugada,
no sé qué estrellas son estas que hieren como amenazas,
ni sé qué sangra la luna
al filo de su guadaña.

Era la madrugada del 27 de septiembre de 1975. José Luis Sánchez-Bravo Solla, de 21 años y estudiante universitario estaría, seguramente, mirando aquella luna por el estrecho ventanuco de su última celda. Su delito: ser militante del F.R.A.P. (Frente Revolucionario Antifascista y Patriota) y estar acusado de la muerte de un teniente de la Guardia Civil en agosto del mismo año. Sólo un mes entre la detención y la ejecución de José Luis, tiempo suficiente para celebrar un Consejo de Guerra sumarísimo sin las más mínimas garantías procesales.

Jamás se demostró la implicación de José Luis ni de sus compañeros en la eliminación del -en aquel tiempo- agente de la represión.

Presiento que tras la noche
vendrá la noche más larga.
Quiero que no me abandones,
amor mío, al alba.

Pero Silvia no podía estar allí aquella madrugada. Ella también estaba presa en la cárcel madrileña de Yeserías después de haber sido brutalmente torturada por la Guardia Civl en Badajoz como consecuencia de su militancia en la F.U.D.E. (Federación Universitaria Democrática Española) sección universitaria del F.R.A.P.

Los hijos que no tuvimos
se esconden en las cloacas,
comen las últimas flores,
parece que adivinaran
que el día que se avecina
viene con hambre atrasada.

Silvia ya estaba embarazada de José Luis y un informe médico aconsejó su puesta en libertad condicional por los peligros que podía suponer su encarcelamiento para la gestación, Huyó a Francia, dio a luz a su hija y sólo volvió a España tras la primera amnistía general de 1976.

 Miles de buitres callados van extendiendo sus alas
¿no te destroza, amor mío, esta silenciosa danza?
¡maldito baile de muertos!
pólvora de la mañana.

A las diez de la mañana, en punto, en un campo de tiro de Hoyo de Manzanares, José Luis Sánchez-Bravo Solla, estudiante y luchador antifascista, fue abatido por siete disparos de CETME que, desde corta distancia, impactaron sobre su rostro. De nada valieron las numerosas peticiones internacionales de indulto, incluida la de El Vaticano. Al dictador, dos meses antes de su propia muerte, no le tembló el pulso a la hora de firmar aquellos asesinatos.

Mientras, los buitres, muchos de ellos aún vivos, siguen callando.
Presiento que tras la noche
vendrá la noche más larga,
quiero que no me abandones,
amor mío, al alba.

 Ni al alba ni nunca. Silvia jamás abandonó a José Luis ni a lo que representó como luchador y resistente ante la dictadura fascista y el capitalismo. Silvia continuó militando y es nuestra compañera en la Sección Sindical de la C.G.T. en el Ayuntamiento de Madrid. Pero Silvia, hasta ahora, nunca había presentado ninguna demanda ni querella por la natural desconfianza de la gente de bien hacia un sistema judicial que había prestado juramento de fidelidad a los principios del Movimiento Nacional. Es ahora, cuando ha visto lo que le está sucediendo al juez Garzón -que no es santo de nuestra devoción por otras cuestiones- que se ha dicho: "hasta aquí hemos llegado, para uno que quiere desempolvar los trapos sucios del franquismo,van y lo juzgan a él". Con las mismas voló hasta Buenos Aires y el 3 de mayo ha presentado una imputación formal en la que ofrece nombres y apellidos de los agentes que la torturaron, por lo que se querella tanto a título personal como por la detención y fusilamiento de su marido.

Adelante, Silvia, todos estamos contigo y contigo queremos ver ese nuevo alba, ese amanecer de la justicia para todos los represaliados del fascismo franquista.

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