Teresa Álvarez, de 93 años, ha testificado junto a Faustina Romeral, de 90 años, ante la jueza argentina María Servini y en presencia del juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu sobre las torturas y el sufrimiento que vivieron durante el franquismo.
Teresa Álvarez Alonso (izq), una de las dos víctimas de la dictadura española a las que la jueza argentina María Servini, que instruye en ese país una querella sobre crímenes en el franquismo, ha tomado declaración, a su llegada a la Audiencia Nacional acompañada por la abogada Maria Mesutti (der).EFE/JUAN CARLOS HIDALGO
"Es una fiesta de felicidad". A sus 93 años, Teresa Álvarez,
ha expresado su emoción por haber podido declarar sobre el daño causado a ella y a su familia por el franquismo. Es la primera vez en su vida que relata lo ocurrido, y eso le ha llevado a decir al juez de la Audiencia Nacional, Fernando Andreu, que hoy, "es el día más feliz de mi vida porque alguien me ha escuchado".
"Me ha escuchado un juez", ha remachado. Es la primera vez que una víctima del franquismo declara en la Audiencia Nacional sobre los sufrimientos padecidos por ella y su familia en la dictadura.
Andreu ha tomado declaración a Teresa y a Faustina Romeral, de 90 años, tras el exhorto internacional girado por la jueza argentina María Servini, quien ha abierto una causa contra el franquismo en su país y recorre estos días diferentes lugares de España para interrogar a víctimas y querellantes que no han podido viajar a Argentina, dadas su edad o condición física.
La declaración de ambas ante el juez Andreu ha durado hora y media. Estaban presentes la propia jueza Servini, el fiscal argentino Ramiro González y los abogados de las víctimas personadas en la causa argentina, Carlos Slepoy, Ana Mesuti y Máximo Castex. Por el contrario, la justicia española no investiga estos crímenes al estar prescritos, haber fallecido los culpables, estar vigente la Ley de Amnistía de 1977 y tras la jurisprudencia sentada por el Tribunal Supremo al respecto.
"Sí, estoy satisfecha". Es el único comentario realizado por la jueza Servini al término de las declaraciones, mientras posaba para la prensa.
Teresa Álvarez ha podido relatar los sufrimientos padecidos por su familia cuando terminó la Guerra Civil . Su hermano fue hecho desaparecido, su padre fue encarcelado, su otro hermano fue internado en un batallón de trabajadores, "fueron torturados", remacha con emoción a la salida de su declaración. A su padre le metieron "la varilla de un paraguas por los oídos. No iban a registrar [el horreo familiar, en Asturias]; iban a robar todo lo que podían. Y mi padre les dijo: ‘No se lo que has dicho'. Y le dijeron, ‘espera que te limpio los oídos'. Y cogieron un paraguas que había en el horreo, le quitaron una varilla y se la metieron por los oídos. Quedó sordo para siempre". Su abuelo también fue represaliado.
"No lo pude hablar nunca", resalta Teresa para quien la justicia "ahora no podrá hacer nada, porque ya han muerto todos los culpables" pero reconoce que, hoy, está "muy contenta, es una fiesta para mí". Mientras esperaba a que su hija la recogiera con el coche, confesaba ante sus acompañantes que esta jornada "es una fiesta de felicidad".
Faustina Romeral, de 90 años, no ha querido hacer declaraciones tras su testimonio ante la jueza argentina, excepto al responder cuando una periodista le ha preguntado: "¿Cree que servirá para algo?" "Eso ya veremos", ha respondido. La familia Romeral intentó huir al término de la guerra, pero fueron detenidos. Su padre, alcalde socialista de Mora fue fusilado; su madre fue encarcelada en el Penal de Ocaña, mientras ella quedó en la calle y fue recogida por su familia. Su tío murió en la cárcel tras una huelga de hambre. Ya adulta, ella misma estuvo seis años en prisión por ser enlace del PCE.
Ambas víctimas han pedido la restitución del buen nombre de sus familiares fusilados o desaparecidos.
Esta misma Audiencia Nacional rechazó hace menos de un mes la extradición a Argentina de dos presuntos policías torturadores. Y este jueves, un juez central de instrucción toma declaración a dos víctimas del franquismo.Este hecho representa, para el abogado de la querella Carlos Slepoy, "la pauta de que algo profundo está cambiando, nos acercamos al momento del fin de la impunidad".
Los jueces españoles "están prestando plena colaboración", ha añadido Slepoy al referirse a los jueces del País Vasco, Andalucía y de la propia Audiencia Nacional que han tramitado los exhortos girados desde Argentina. "Estos mismo jueces, u otros, o muchos otros, están muy determinados a que se haga justicia. Tienen dificultades, producto de la doctrina del Tribunal Supremo", ha interpretado, pero "los jueces están muy determinados a que se haga justicia. Estamos en una situación increíble"
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