viernes, 30 de enero de 2015

Ana Messuti: "Con las víctimas del franquismo no sirve el borrón y cuenta nueva"

La abogada en la causa argentina recuerda que España es el segundo país del mundo en número de fosas


Vida | 29/01/2015 - 00:07h | Última actualización: 29/01/2015 - 11:12h
Ana Messuti:
La abogada Ana Mussuti hace unos días en Barcelona Isabel Martínez
Isabel Martínez
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Reconoce que ha aprendido la sana habilidad mental para abstraerse de las historias que llegan a sus oídos, pero es hablar de la de Ascensión Mendieta e inevitablemente humedecérsele los ojos. “Viajó a Argentina con 88 años delicada de salud, con un grupo de declarantes. Cuando la jueza María Servini preguntó si alguien quería tomar la palabra, se levantó y dijo que lo único que quería era llevarse a la tumba un hueso de su padre. La jueza argentina envió un exhorto pidiendo la exhumación del padre de Ascensión, pero el juzgado español competente se la acaba de denegar”. El relato es de Ana Messuti (Buenos Aires, 1946) una de las abogadas de la querella argentina contra los crímenes del franquismo. Doctora en Derecho y ex funcionaria de las Naciones Unidas en Viena y Ginebra, acaba de hacer una visita relámpago a Barcelona para participar en una conferencia sobre memoria histórica. Se exilió dos meses después del golpe militar de Videla. Autora de numerosos trabajos, lleva cerca de cinco años batallando al lado de las víctimas del franquismo para que sean reconocidas. “Mucho más que encontrar al culpable y castigarlo buscan que eso que vivieron no quede impune”, asegura.
¿Cómo se abrió la causa?
La primera persona que golpeó las puertas de la justicia argentina fue Darío Rivas. Fusilaron a su padre en octubre de 1936 por ser alcalde republicano en Castro de Rey (Lugo). Su padre lo metió en un barco y lo mandó a Argentina donde tenía un hermano. Él fue el primer querellante junto a Inés García Holgado. Lo interesante de este caso es que Darío, a diferencia de la mayoría de víctimas, no buscaba la exhumación porque ya lo había hecho. Buscaba justicia.


El reconocimiento.
Sí, la respuesta del juez penal que diga que al padre lo mataron injustamente. Es una causa muy compleja porque hay variedad de víctimas y para cada una de ellas esa búsqueda de justicia es diferente. Muchos querellantes no buscan que el culpable vaya a la cárcel, porque no saben quiénes son los verdugos de sus familiares, no los pueden acusar y tampoco buscan una compensación económica. Los hay que buscan la exhumación, pero también recuperar a un hijo robado.


¿Hay un perfil tipo de querellante?
A veces se piensa en los crímenes cometidos inmediatamente después de la Guerra Civil, pero son todos los de la dictadura. La causa llega hasta el año 1977. Hay diferentes perfiles según la victimización. Hay querellantes de la primera época, pero también los hay del tardofranquismo que aún viven y vivirán muchos años más y que se resisten a ser llamados víctimas, se consideran represaliados por haber luchado por la libertad y la democracia. También los hay que están con muchas dudas, pero que se presentan porque para ellos es el último cartucho. Otros, en cambio, ven en la querella argentina una posibilidad.


Lo de investigar unos hechos al otro lado del charco, ¿no es ilógico
Estamos hablando de jurisdicción internacional y no importa que sea a un lado o al otro lado del charco. Lo que hacen los tribunales argentinos es juzgar los delitos contra la humanidad. La jurisdicción internacional se aplica a los crímenes internacionales por su gravedad, porque interesan a todos. Por eso, no hay nada de extraño que Argentina juzgue los crímenes del franquismo, como no había nada de extraño en que España se abocara a los de Videla o Pinochet.


¿En qué fase está la causa?
En fase de instrucción. Seguimos recibiendo querellas. Hay alrededor de 300, o incluso más, tenemos más de 100 denuncias en varios consulados del mundo que se abrieron para las personas que quisieran denunciaran ese tipo de crímenes y 19 imputaciones, entre ellos, exaltos cargos del franquismo y un médico imputado por el robo de bebés. La juez ha emitido órdenes de detención a efectos de extradición.


¿Cree que tendrán recorrido esas órdenes?
Ahora mismo no se están cumpliendo los plazos previstos en la Ley de Extradición Pasiva española, ni en el Tratado de Extradición entre Argentina y España.


¿Ha habido algún triunfo?
Sí, no todo ha sido negativo en España. Cuando la jueza María Servini visitó España el mes de mayo pasado para tomar declaración a las víctimas no pudo hacerlo con las de Mallorca, porque la comisión rogatoria no llegó a tiempo. Aún así, dos juzgados mallorquines citaron a declarar a los querellantes y recogieron sus testimonios. También pasó en Miranda de Ebro, donde Félix Padín, heroico combatiente que había pasado años en campos de trabajo, pudo declarar. Estaba feliz de la vida. El efecto que ha tenido en las víctimas el poder declarar ante un juez español es maravilloso.


Están librando una batalla contra el reloj. ¿Cómo lo viven?
En muchos casos es así, sobre todo para las víctimas de la primera época que son un tesoro de memoria y que desgraciadamente van falleciendo sin ver cumplido su sueño. Le pasó a María Martín, que no era querellante, pero que luchó en los últimos años por exhumar los restos de su madre, que estaban enterrados bajo una carretera. Esa señora iba a ponerle flores asiduamente, con gran peligro para su vida. Murió el verano pasado sin poder cumplir su sueño. Es como si esa esperanza los mantuviera vivos y cuando no la tienen…


El único juez que abrió una investigación sobre los crímenes del franquismo fue Baltasar Garzón y acabó procesado por ello, aunque luego lo absolvieran. ¿Entiende la postura de la fiscalía y los jueces en este asunto?
No. Es necesario enfrentarse con el pasado. Se dice que cuando el Tribunal Supremo absolvió a Garzón condenó a las víctimas, porque les cerró las puertas de la justicia española. El argumento de reabrir heridas no es válido cuando nunca se cerraron. Las víctimas piden justicia y reciben la indiferencia del Estado. En este caso, el delito es la denegación de justicia.


España está cometiendo un delito al no dar respuesta a las víctimas, ¿es eso?
Desde el punto de vista internacional, sí.


¿Cómo se explica?
Si no das a los crímenes la respuesta más grave que es la que da el derecho penal es porque no te importan, no los consideras tan graves y eso es lo terrible. Todo el ordenamiento jurídico se resquebraja. Tu código penal prevé una pena para el homicidio, pero aquel que ha matado a miles de personas ni se le investiga por no condenar a un régimen con el que el Estado se siente en cierto modo vinculado. El dolor es muy grande: ejecutados, torturados, exiliados. España es el segundo país del mundo en número de fosas, solo por detrás de Corea. Hubo 7.500 españoles asesinados por los nazis con la complicidad del régimen franquista. No se pueden olvidar a las madres a las que se les robaron sus hijos. El fin de la impunidad significa mucho para las víctimas. Mucho más que encontrar a un culpable y condenarlo. El borrón y cuenta nueva no es posible.


¿La reparación no es más reconfortante en el propio territorio?
Sí, claro. Sería mucho más reconfortante, pero si no se obtiene así tiene que buscarse en otro lado.


Imaginemos que llega ese día. ¿Qué le diría a los querellantes
¡Enhorabuena!






viernes, 23 de enero de 2015

ANA MESSUTI: SE HACE JUSTICIA AL ANDAR




En de las jornadas de Memoria de l'Ajuntament de Santa Coloma de Gramenet, en este caso con el apoyo de la Xarxa Catalana i Balear de Suport a la Querella Argentina, la conferencia de Ana Messuti sobre la Justicia Universal ha supuesto un paso más hacia la verdad, la justicia y la reparación de las víctimas de la represión franquista y de los querellantes en Argentina contra los crímenes del franquismo.

Ana nos habló de una manera muy sencilla de conceptos como universal, internacional, estatal, referidos a la justicia. Nos explicó que la universalidad es una garantía para los crímenes considerados de lesa humanidad que juzgados con las leyes propias de cada estado pueden encontrarse con barreras como la prescripción o leyes de punto final como nuestra ley de Amnistia. A veces con leyes pensadas para proteger los derechos de los ciudadanos cuyas garantías nacionales pueden convertirse en un lastre para juzgar lo que en nuestro caso son crímenes imprescriptibles. 

También hizo hincapié en el universo de los horrores denunciados y de sus cifras desbordantes. No quiso olvidar a los querellantes, para ella lo principal y fundamental. Una manera de mencionarlos a todos sin nombrarlos uno a uno, fue enumerar los bloques que constituyen aunque su diversidad está enmarcada en una única situación que los une a todos y que es la represión franquista del 17 de julio del 36 al 15 junio del 77. Nombró a los desaparecidos, a los niños robados, al exilio, a los internos en campos de concentración, a los esclavos del franquismo, a los torturados de los últimos años, .... sin olvidar el papel de la Iglesia en la represión y la que ejercieron sobre sus miembros disidentes. Ana tuvo un recuerdo para nuestro querido Félix Padín, militante anarquista, luchador antifranquista y esclavo del franquismo, que falleció el año pasado, pero que antes de morir a los 98 años, fue visitado por la jueza Servini en su viaje al estado español y pudo hacer su declaración ante un juez de Miranda de Ebro.





Hubo turno de palabra para los asistentes que redundaron en que el compromiso social y el apoyo a la querella, la perseverancia y la presencia de la misma en la calle eran fundamentales para este proceso hacia la Justicia. Ana recordó la experiencia Argentina en la derogación de leyes de impunidad y la importancia de las Madres de la Plaza de Mayo en ello, madres, abuelas, hij@s y niet@s. Felipe Moreno también presente en la mesa recordó al público asistente que aquí hay colectivos como la Mesa de Catalunya d'Entitats Memorialistes, que engloba a diferentes colectivos de la memoria, que lleva 6 años concentrándose el último sábado de cada mes en la Plaça de Sant Jaume pidiendo verdad, justicia y reparación.



El resumen de esta interesante y didáctica charla a cargo de la abogada de la querella es optimista, nos ha hecho fijar nuestra atención en lo conseguido, que es mucho, sin perder de vista lo que queda por conseguir. Cada pisada es un pequeño triunfo, un logro para quienes no teníamos nada, ahora hay una jueza, un fiscal, unos abogados, unas declaraciones, unos exhortos, unos imputados, ordenes de exhumación y de extradición, declaraciones ante jueces españoles para la querella en Argentina.... y todo gracias a más de trescientos querellantes y más de un centenar de denunciantes en diferentes países. Pero gracias también al trabajo desinteresado y comprometido de nuestra abogada Ana Messuti, que para nosotros es conocimiento, humanidad y una amiga en este andar que hace justicia con el que parafraseando a Machado cerró esta aplaudida exposición.



Ana Messuti rodeada de querellantes y miembros de nuestra Xarxa.